viernes, diciembre 1

Las computadoras se ubican en el paisaje cotidiano de los hogares

La distribución socioeconómica de Venezuela, como en la mayoría de los países latinoamericanos es muy desigual. Una pequeña proporción de la población genera la mayor proporción del producto interno bruto, mientras que una gran mayoría tiene un ingreso familiar mensual que no le permite cubrir su canasta básica.

Sin embargo, este conglomerado ligeramente superior al ochenta por ciento, aun teniendo un poder adquisitivo mermado; como grupo, representa un gran mercado. Esta es la fortuna a la que hace referencia Prahalad en su libro The Fortune at the Bottom of Pyramid.

La idea básica es que aun cuando en términos porcentuales la penetración de ciertos bienes en los estratos sociales D y E (clasificación que denota en Venezuela a los grupos de menores recursos) es baja, estos grupos representan la mayoría de la población y, por ende, en valor absoluto los bienes mayoritariamente se venden a esos consumidores.

La mayor proporción de bienes esenciales (nevera, TV, etc.) lógicamente son poseídos por las mayorías, ya que la penetración de estos productos es alta en todos los estratos socioeconómicos.

Llama la atención, sin embargo, como un grupo de bienes no esenciales comienzan a ser poseídos mayoritariamente por los grupos de menores ingresos, lo que se deriva de un importante incremento de su penetración en la población. Son bienes que aun cuando no son de primera necesidad, en términos de subsistencia, se están convirtiendo cada día más en bienes básicos para cualquier hogar venezolano. En este grupo ya destacan los reproductores de DVDs y los hornos de microondas.

Las computadoras, reproductores mp3, agendas electrónicas y cámaras digitales de video y audio aun se ubican en un grupo donde la penetración de estos bienes es directamente proporcional al nivel socioeconómico y, como consecuencia, son los grupos de clase media y alta los que poseen la mayoría de estos bienes en valor absoluto.

No obstante, es interesante observar como en las expectativas de compra de bienes para el 2006 destacan las computadoras en segundo lugar, después de los microondas. Es muy probable que a fines de este año, o a comienzos del año venidero, las computadoras ya se ubiquen mayoritariamente (más del 50%) en los estratos socioeconómicos D y E. Esto empezaría a ubicar a las computadoras al mismo nivel que los automóviles, los hornos de microondas y los reproductores de DVDs.

Conclusión: Estamos acercándonos al punto donde las computadoras pasarán a ser parte del paisaje cotidiano de los hogares venezolanos, con su consecuente impacto en la educación y el acceso al conocimiento.

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