Estamos en tiempos de recesión. Los principales centros de consumo del mundo ya han acusado una disminución en el gasto y las grandes empresas de las economías industriales hacen ajustes en sus plantillas de trabajadores adecuándose a una realidad diferente a la vivida en los últimos años.
Esta situación sin lugar a dudas afectará a nuestro país, debido a la alta dependencia que tiene nuestra economía de los precios de los hidrocarburos y la caída que estos han sufrido como consecuencia de la desaceleración de la economía mundial.
La primera reacción de las empresas, y la más natural es revisar sus estructuras de costos y reducir su presupuesto en aquellos rubros que se consideren prescindibles en las operaciones del negocio. Entre las partidas presupuestarias afectadas por estos ajustes, es común ver la inversión en tecnología, los gastos en investigación, la publicidad y la capacitación de los recursos humanos, por mencionar algunos.
Ya en el pasado hemos sido testigos de cómo las empresas detienen proyectos de inversión en tecnología o simplemente reducen su inversión en investigación para desarrollo de productos y servicios bajo el argumento de que deben concentrar sus esfuerzos y recursos disponibles en lo realmente necesario para operar.
A esta respuesta le hemos llamado la paradoja de la búsqueda de la productividad ya que en momentos de crisis es cuando realmente la empresa debe hacer sus mejores esfuerzos por ser más productiva y es cuando precisamente reduce su inversión en aspectos que por su naturaleza son clave para la búsqueda de la misma.
La tecnología es un factor de producción clave en el logro de la productividad. La adopción de tecnología genera importantes eficiencias en los procesos productivos, administrativos o comerciales que redundan en una mayor productividad del negocio. Igualmente, permite lograr resultados favorables en aspectos relacionados con la calidad del servicio que impactan positivamente el resultado financiero de la empresa.
Para una empresa pequeña, la principal barrera será el acceso al capital, ya provenga de un financiamiento bancario o de un simple crédito del proveedor. Igualmente, el tiempo necesario para adoptar la tecnología y superar la curva de aprendizaje que le permita obtener los resultados en un plazo relativamente corto será un elemento fundamental en la decisión.
El mensaje es que planifiquemos con visión de largo plazo. Tomemos las acciones necesarias para garantizar la viabilidad del negocio en el corto plazo, pero sin comprometer su desarrollo futuro. En este sentido, pensemos dos veces qué gastos recortaremos y si con ello estamos cayendo en una paradoja al cercenar nuestra capacidad de ser más productivos justo cuando más lo requerimos.
Publicado por: Hormiga Analítica
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