Ahora que se habla de producir teléfonos celulares dentro de las fronteras nacionales conviene retomar el tema de qué quieren los usuarios.
Empecemos por decir que un 78% de los usuarios de las telecomunicaciones en Venezuela pertenecen a los denominados estratos D y E de la población. Para ilustrarlo mejor digamos que, aún cuando la clasificación socioeconómica depende de al menos cuatro grupos de variables (ingreso familiar y presupuesto, condiciones de la vivienda, servicios básicos y posesión de bienes), sus ingresos familiares giran en torno a los Bs 1000 – 1800 por mes, de los cuales se dedica la mitad a alimentación.
Sin embargo, esos grupos no son nada homogéneos. Por una parte, un porcentaje de ellos es incapaz de cubrir sus gastos de alimentación y en el otro extremo, se cubre la canasta básica y algo queda. Pero, más allá de sus diferencias en el nivel de ingreso y calidad de vida, ¿qué esperan estos usuarios de su proveedor de servicios de telefonía móvil celular?
Lo primero es que no están dispuestos a ceder en materia de funcionalidades. Las quieren todas y entre ellas destacan la cámara fotográfica, la libreta de contactos, los juegos y el reproductor mp3. Estos usuarios no son para nada simples, a pesar de que con su nivel de ingresos no siempre cubren sus necesidades básicas.
También quieren que su proveedor sea solidario. La sensibilidad ante el precio es elevada en estos tiempos y los usuarios están pendientes del precio de los equipos, pero también del servicio. Aprecian una empresa que no les sancione severamente cuando no hayan pagado, como por ejemplo un corte del servicio que les deje incomunicados. Agradecen que se facilite la comunicación con otras operadoras y que se incentive la comunicación con otros usuarios del mismo proveedor.
Estos usuarios no quieren que se les relegue a usar tecnologías obsoletas. Quieren productos de vanguardia y esperan que los proveedores se comuniquen con ellos a través de una publicidad atractiva.
Convendría a las empresas interesadas en atender este interesante mercado comenzar por entender a detalle estas necesidades para luego segmentarlo, más allá de sus características socioeconómicas, de forma de generar una oferta que genere valor y comunicarla a través de los medios y con los mensajes adecuados.
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