En la entrada anterior comentamos sobre la tendencia que hemos venido observando en Venezuela, en donde la mayoría de las computadoras personales en un tiempo breve estarán en manos de hogares de estratos socioeconómicos D y E.
Esta tendencia que identificamos se ha dado en un contexto de reducción moderada de los precios de los equipos, pero sobre todo en una economía en crecimiento, donde los consumidores no sólo poseen más bolívares para gastar, producto de la renta petrolera, sino que hemos sido testigos de un boom en el crédito que ha llevado las ventas de autos y bienes de consumo a niveles record.
Pensemos el impacto que podría tener un programa de PC popular, como el anunciado por Nicholas Negroponte (One Laptop per Chile-OLPC), quién pretende proveer equipos a un precio de cien dólares como máximo y quien, por cierto esta semana, sacó al mercado unas unidades de prueba por encima de este precio, pero bajo la promesa de que en la medida que los volúmenes se incrementen el precio tenderá a acercarse a los 100 dólares.
Ya hemos escuchado de representantes del gobierno sobre un programa de esta naturaleza para Venezuela, muy por encima de este precio, por supuesto, por los tamaños de mercado, pero que sin duda tendrían un tremendo impacto en la penetración de las Tecnologías de la Información (TICs) en la población. El acuerdo del CNTI con Intell fue ampliamente reseñado. ¿Hasta dónde se habrá avanzado con esto?
Conclusión: Definitivamente el desarrollo de un PC popular luce como una prioridad en la tarea de fomentar una mayor penetración de las TICs y de reducir la brecha digital. Un programa de esta naturaleza, no debe quedarse sin embargo, en el acceso a los PCs, sino complementarse con el desarrollo de herramientas educativas (aplicaciones, contenidos y programas) que permitan una real asimilación de la tecnología por parte de los niños de menores recursos.
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