Hace una semana tuve el privilegio de participar en un interesante “hablemos” en el Centro Gumilla, en el marco de las actividades de la revista Comunicación. Esta “conversación” se orientó a las telecomunicaciones y me colocó en la necesidad de ordenar mis ideas acerca de este sector, su dinámica competitiva y los requerimientos del mercado.
El reto fue intervenir en apenas 10 minutos y decidir cuáles serían los temas de mayor relevancia a ser comentados. Si bien no pretendo transcribir aquí tal intervención, esperando que Uds. lean la revista oportunamente y puedan obtener una visión de la participación del resto de los distinguidos panelistas, quisiera comentar mi primera reflexión ante este tema.
Es común que hablemos de las telecomunicaciones como un importante sector de actividad. Se conoce por la experiencia de los últimos años que esta industria ha sido una bujía económica que genera empleos y riqueza para el país. También hemos sido testigos de cómo las empresas han venido integrando una oferta de servicios cada vez más completa, donde ya los servicios de comunicación tradicionales de voz, fija y móvil, no son los protagonistas, sino que otros servicios vinculados al entretenimiento se han ido sumando, como es el caso de Internet y la TV paga.
Entonces, si bien desde el punto de vista económico y tecnológico tiene sentido englobar todo en una única industria denominada telecomunicaciones, desde el punto de vista del mercado me cuesta mucho referirme a un conglomerado único.
Para justificar esta posición comienzo entonces por definir qué necesidades satisface cada sub-sector, regla número uno del mercadeo y que permite no sólo adecuar la oferta a las expectativas de la demanda, sino que permite definir en qué negocio estamos y con quién competimos.
La telefonía fija, servicio más tradicional, satisface una necesidad básica de comunicación. Así mismo, la telefonía móvil celular, actividad con mayor penetración poblacional y con un crecimiento importante en los últimos tres lustros, atiende la necesidad de estar comunicado, pero desde cualquier lugar con unas implicaciones importantes en materia laboral y de seguridad. Este servicio, adicionalmente, otorga otros beneficios de tipo social y gregario que le han convertido en el servicio líder de las telecomunicaciones.
La televisión por difusión, o popularmente TV por suscripción o paga, satisface una necesidad de entretenimiento, mientras que Internet, por su relativa baja penetración está altamente influenciada por requerimientos educativos y aspiracionales, aunque también satisface necesidades de comunicación y entretenimiento.
Como se observa, las necesidades atendidas por cada sub-sector son disimiles e incluso atienden un orden de jerarquía de acuerdo a los propios usuarios. En este sentido, la telefonía móvil celular se constituye en el servicio básico de la industria. Es considerado imprescindible y todos lo desean. Le siguen la TV paga e Internet, en ese orden. A esta asignación de prioridades es a lo que hemos llamado la pirámide de las necesidades de telecomunicaciones.
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